Juntos Para la Próxima Generación
Hace unos meses, Barna publicó los resultados de las entrevistas realizadas con 650 líderes de la iglesia protestante y católica “sobre los factores que influyen la formación espiritual y el desarrollo” de los niños. El proyecto, realizado en cooperación con Cardus, reveló algunos hallazgos interesantes.
Primero, sin sorpresa, tanto los protestantes como los católicos están de acuerdo en que los padres y la familia son los principales responsables por la formación espiritual y el desarrollo de los niños. Más específicamente, el 99% de los pastores protestantes y el 96% de los sacerdotes católicos clasifican a los padres y la familia como el número uno. Yo estoy de acuerdo.
Tampoco sorprende que ambos grupos consideren que la iglesia tiene la segunda mayor responsabilidad (92% para los protestantes, 77% para los católicos). Hasta ahora, todo bien.
“Escuela” y “comunidad cristiana” se ubican en el lugar # 3 y # 4 respectivamente para ambos grupos, y el gobierno y la sociedad se ubican en la posición # 5.
Todo esto parece hacer sentido, y es bueno ver que los líderes de la iglesia reconocen que los padres son los principales responsables por la formación espiritual de la próxima generación.
Desafortunadamente, las cosas se ponen un poco tenebrosas después de eso.
Cuando se les preguntó cómo su iglesia pone como prioridad la formación espiritual de los niños, el 73% de los pastores protestantes dijeron que lo hacen a través de la escuela dominical o las clases para jóvenes. (Para los sacerdotes católicos, el método número uno era el catecismo y las clases de preparación sacramental). Otras prioridades principales incluyen animar a los niños a participar en el servicio de adoración principal, los campamentos y la EBV (Escuela Biblica de Verano), y los servicios de adoración para niños o jóvenes.
Solo el 20% de los pastores protestantes y el 17% de los sacerdotes católicos mencionaron “la capacitación de padres para conversaciones espirituales / capacitación en el hogar.”
En otras palabras, a pesar de que los líderes de la iglesia reconocen de manera increíblemente clara que a los padres les pertenece el papel más importante en la formación espiritual de sus hijos, solo una de cada cinco iglesias está capacitando activamente a los padres para que cumplan ese papel.
Supongo que la mayoría de nosotros podríamos respaldar esos datos con nuestra propia experiencia. ¿A cuántas iglesias han asistido o cuántos pastores han conocido que han hecho de la tarea de equipar a los padres una alta prioridad? Lamentablemente, muchas veces no está ni en el radar, al menos no de manera consistente.
Y, sin embargo, ciertamente podemos establecer el caso que instruir a la próxima generación en los caminos del Señor es igual en importancia a cualquier otra responsabilidad que Dios le ha dado a su pueblo. Si eso es cierto, entonces ¿por qué las iglesias y los pastores no toman un papel activo en preparar a los padres para hacer su trabajo?
Podríamos especular sobre las razones de esta desconexión, pero me pregunto si realmente se debe a una mentalidad no bíblica de delegación que ha permeado el pensamiento de los padres estadounidenses.
¿Qué quiero decir con eso? Simplemente esto: la mayoría de los padres en la América moderna distribuyen la educación de sus hijos a gente extraña en lugar de hacerlo ellos mismos.
Delegamos las mentes de nuestros niños a los maestros en la escuela.
Delegamos su desarrollo físico a un técnico de gimnasia o entrenador.
Delegamos su entretenimiento a pantallas.
Y delegamos su crecimiento espiritual a un pastor de jóvenes o a un trabajador infantil en la iglesia.
Luego nos sentamos y sentimos que estamos haciendo un buen trabajo porque tenemos todas las bases cubiertas.
El problema, por supuesto, es que Dios no llamó a los padres a que simplemente coordinen la educación de sus hijos. No nos llamó para simplemente asegurarnos de que nuestros hijos se presenten en el lugar correcto en el momento adecuado para que todos los demás puedan cuidarlos.
En cambio, Él nos llama a ser participantes activos. En verdad, sugeriría que Él nos llama a hacer mucho más de lo que delegamos. (De hecho, esa es una excelente pregunta que hacer en su relación con sus hijos: ¿está haciendo más de lo que está delegando? Si no, es hora de pensar en realinear las prioridades).
Y así, en este contexto, creo que muchas iglesias han estado dispuestas a participar en este sistema de delegación. E incluso mientras los pastores reconocen que los padres deben asumir la responsabilidad principal de enseñar a sus hijos, tal vez existe el temor de que no lo hagan, y por eso la iglesia tiene que ocuparse de todo. Y luego, durante el transcurso del camino, equipar a los padres se pierde en la confusión.
Tal vez hay otras razones también. No lo sé. Lo que sí sé es que sería una bendición asombrosa si más iglesias comenzaran a dedicar más tiempo y energía a equipar a los padres para esta increíble responsabilidad de enseñar y entrenar a la próxima generación.
No sé cuáles son las soluciones. Quizás sería bueno comenzar con más sermones sobre temas relacionados a la familia. Las iglesias que tienen la bendición de tener padres que han exitosamente criado a niños piadosos podrían ofrecer relaciones de mentoría a los recién padres o una clase de estudio bíblico para padres. Opciones como estas pueden no ser la solución completa, pero al menos serían un comienzo.
Mientras tanto, nosotros, como padres, debemos tomar nuestra responsabilidad seriamente, ya sea que nuestras iglesias nos estén equipando tan activamente como nos gustaría o no.
Para aquellos de ustedes que han terminado su viaje de paternidad y han exitosamente lanzado jóvenes al mundo que honran a Dios, tal vez podrían considerar en oración cómo Dios podría querer que se uniera a las familias más jóvenes para ayudarlos, equiparlos y apoyarlos.
Finalmente, si usted es un pastor o líder de la iglesia, lo animaría a evaluar lo que su iglesia está haciendo para equipar a los padres. ¿Es eso parte de su visión? Si no, ¿debería ser? Vale la pena considerarlo en la luz del valor que Dios le da a los padres e hijos.
El desarollo de la próxima generación puede que no requiera toda una aldea, pero sí requiere los padres. Y hablando en nombre de los padres cristianos de todas partes, ¡permítanme decir que podemos usar toda la ayuda que podamos obtener! La familia está bajo ataque y es hora de que los padres, la iglesia y toda la comunidad cristiana se unan para la próxima generación.