Las Armas No Son la Causa Principal de los Asesinatos en Masa
 
Las Armas No Son la Causa Principal de los Asesinatos en Masa
08.07.19
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El padre del tirador de El Paso, Texas, Patrick Crusius, que asesinó a 22, hirió a más de 20 y traumatizó a innumerables personas en Walmart el sábado, escribió una memoria autobiográfica en el 2014 que detalla sus 40 años de abuso de alcohol y drogas que resultaron en dos divorcios, incluso de su segunda esposa, la madre de Patrick —cuando Patrick tenía 12 años.

Con cada horrible matanza en masa, los “progresistas” predican en contra de las armas. Una y otra vez, cuando un hombre mata a personas inocentes, los liberales ponen en su mira la posesión de armas, que es como mirar el problema de los adolescentes que se cortan y proclamar con enojo que el problema es el acceso fácil a las navajas. Las mujeres también tienen acceso a las armas. Si las armas son el problema, ¿por qué no hay mujeres que asesinan en masa?

Por supuesto, el control de armas y la obsesión de la izquierda de matar a la Segunda Enmienda por mil recortes regulatorios son cuestiones políticas, pero si la izquierda realmente se preocupara por proteger a la sociedad de la violencia armada, mirarían más allá de la barata, superficial pero buena-para-reunir-las-tropas cuestión de controlar las armas. Analizarían más profundamente el problema de la disfunción familiar que probablemente contribuye en muchos casos a los asesinatos en masa y que ciertamente contribuye a la violencia de las pandillas que afecta a todas las grandes ciudades estadounidenses.

Quizás las armas no son el problema central. Quizás la descomposición de la familia inflige un daño incalculable a los niños. Quizás el colapso en la familia hace que los niños sean menos capaces de responder de manera saludable a otras pruebas en la vida. Si solo los “progresistas” se unieran a los conservativos para reprender a los que celebran el divorcio fácil, el sexo y los nacimientos fuera del matrimonio y los hogares sin padre o sin madre, tal vez la sociedad podría comenzar el lento proceso de deshacer el daño causado por una sociedad empeñada en sacrificar a los niños sobre el altar de los deseos de los adultos.

Todos los niños se ven perjudicados por el colapso y la disfunción familiar, pero debido a que los niños y las niñas son por naturaleza diferentes, se ven afectados de manera diferente. Algunas feministas de segunda ola y prácticamente todo el culto “trans” han contaminado al mundo desarrollado con la mentira de que hombres y mujeres son ontológicamente idénticos e intercambiables. No lo son y es por eso que los asesinos en masa son exclusivamente hombres.

Los niños no son peores humanos que las niñas. Son diferentes y, por lo tanto, las fuerzas culturales los afectan de manera diferente. Bien criados, los hombres son heroicos defensores y protectores de mujeres y niños. Criados incorrectamente, algunos se convertirán en depredadores contra quienes nuestros héroes luchan valiente, heroica y sacrificialmente.

Aquí hay una lista de los asesinos en masa estadounidenses (sí, los asesinos en masa se encuentran en todo el mundo). Tenga en cuenta que no todos usaron armas:

Andrew Kehoe mató a 38 niños de primaria, 2 maestros, otros 4 adultos e hirió a 58 en Bath Township, Michigan, en 1927. Kehoe usó explosivos. Su madre murió cuando él tenía 5 años. Su padre se volvió a casar y Kehoe tuvo una mala relación con su madrastra

Howard Unruh mató a 13 en Camden, Nueva Jersey en 1941. Sus padres se separaron cuando él tenía 9 años, y fue criado solo por su madre.

Richard Speck mató a 8 estudiantes de enfermería en Chicago en 1966. Usó un cuchillo. Speck amaba mucho su padre quien murió cuando Speck tenía 6 años. Su madre se volvió a casar unos años más tarde. El padrastro de Speck era un alcohólico emocionalmente abusivo con antecedentes penales.

Charles Whitman mató a 16 personas en la Universidad de Texas en Austin en 1966. Su padre abusó física y emocionalmente de Whitman y su madre.

James Ruppert mató a 11 familiares en 1975 en Hamilton, Ohio. Su madre le dijo que había querido una niña. Su padre tenía un “temperamento violento y sin afecto” por James o su hermano mayor Leonard. Su padre murió cuando James tenía 12 años. Su hermano de 14 años asumió el papel de patriarca e intimidó a James.

James Huberty mató a 21 e hirió a 19 en un McDonald’s en San Diego en 1984. Su madre abandonó a la familia cuando él tenía unos 10 años.

George Hennard mató a 23 e hirió a 27 en un restaurante Luby’s en Killeen, Texas, en 1991. La infancia de Hennard fue turbulenta e inestable, al igual que el matrimonio de sus padres, que terminó en divorcio cuando Hennard tenía 27 años.

James Pough mató a 9 e hirió a 4 en 1990 en Jacksonville, Florida. Su padre dejó a Pough y sus ocho hermanos menores cuando Pough tenía 11 años.

Timothy McVeigh mató a 168 e hirió a 600 en Oklahoma City, Oklahoma en 1995. Usó explosivos. Su madre abandonó a la familia cuando tenía 10 años. Fue criado por su padre que trabajaba de noche. Los niños rara vez vieron a su madre.

Michael McLendon mató a 10 en Alabama en 2009, comenzando con su madre. Según los informes, https://www.nytimes.com/2009/03/12/us/12alabama.html  estaba “molesto con su familia desde que sus padres se divorciaron”.

Adam Lanza mató a 20 niños de primaria, 6 miembros del personal y su madre en Newton, Connecticut en 2012. Sus padres se separaron cuando tenía 16 años y se divorciaron cuando tenía 17.

Wade Michael Page mató a 6 e hirió a 4 en un templo sij en Oak Creek, Wisconsin. Los padres de Page se divorciaron cuando era joven. Su padre se volvió a casar cuando Page tenía 10 años. Su madre murió cuando él tenía 13 años. Según se informa, Page no se llevaba bien con su padre, y en algún momento de sus años escolares, su padre y su madrastra se mudaron fuera del estado, dejándolo para que se separara tiempo entre su tía y su abuela.

Dylann Roof mató a 9 personas en una iglesia de Charleston, Carolina del Sur, en 2015. Roof se crió en una familia inestable en la que su padre abusó verbal y físicamente de su madrastra.

Chris Harper-Mercer mató a 10 e hirió a 9 en Roseburg, Oregón, en 2015. Sus padres se separaron cuando tenía menos de 1 año.

Stephen Paddock mató a 58 personas e hirió a 851 mas en Las Vegas, Nevada en 2017. Su padre Benjamin era un criminal de carrera que fue encarcelado desde el nacimiento de Stephen Paddock hasta los 3 años y entre los 8 y 13 años.

Nikolas Cruz mató a 17 estudiantes y personal e hirió a 17 más en la escuela secundaria Marjorie Stoneman Douglas en Parkland, Florida, en 2018. Nació de una madre drogadicta y fue adoptado al nacer por una pareja mayor. Cuando tenía cinco años, fue testigo del ataque al corazón y la muerte de su padre, y luego, un año antes de su ataque violento, su madre adoptiva tambien murió.

Hace 23 años, un artículo en el Washington Post ofrecío una imagen dolorosa del futuro:

Los psicólogos han advertido durante años que los jóvenes como McVeigh, nacidos a fines de la década de 1960, cuyas familias se fracturaron en números nunca antes vistos, cuyas frustraciones económicas superan mas alla las de sus padres, están extrañamente alienados y son vulnerables a los movimientos ideologicos marginales. Desde este punto de vista, los trastornos sociales y económicos de los últimos 20 años han plantado un virus en la sociedad estadounidense con una capacidad de daño aún no realizada.

Las frustraciones económicas pueden ser la causa inmediata o un factor contribuyente para aquellos cuyas necesidades psicológicas y emocionales no se resolvieron cuando eran niños, por lo que no pueden hacer frente a los obstáculos de la vida. Pero la causa última es probablemente algo más profundo, más profundo que la inseguridad económica.

Por supuesto, solo una pequeña fracción de los niños de familias disfuncionales se convierten en asesinos en masa, así como solo una pequeña fracción de personas traumatizadas, con enfermedades mentales, intimidadas, tímidas o poseedores de armas se convierten en asesinos en masa. Y algunos asesinos en masa crecen en familias intactas y funcionales, tal como es el caso de Connor Betts, el tirador de Dayton, Ohio.

Pero, ¿podría el colapso familiar contribuir al impulso de hacer violencia en muchos casos? ¿Podría una estructura familiar intacta ayudar a prevenir tales deseos en niños que tienen otras condiciones que los ponen en riesgo de comportamiento antisocial? ¿No hay pruebas suficientes para justificar la inclusión del fracturamiento familiar como un posible factor contribuyente en las noticias sobre asesinatos en masa? ¿No hay pruebas suficientes de que el colapso familiar pueda contribuir a los asesinatos en masa para justificar los estudios de su posible efecto causal?

Tal vez la poca atención dada a los posibles efectos del colapso familiar en la juventud, particularmente en los niños, refleja nuestra profundamente arraigada ética cultural de divorcio fácil y el egoísmo individual de los demócratas y los republicanos—incluidos muchos cristianos—que no quieren enfocarse en el daño causado a los niños a través del divorcio. Los asesinatos en masa y la violencia de pandillas deberían llevarnos a preguntar qué estamos dispuestos a sacrificar como individuos para proteger nuestros hijos del daño del colapso familiar y proteger a la sociedad de los efectos de dicho daño.

Si los estadounidenses son demasiado egoístas para preocuparse por el daño hecho a los niños por el bien de los niños, entonces deberían preocuparse por el daño hecho a los niños por razones egoístas. Algunos de estos niños perjudicados volverán su dolor contra la sociedad.


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